Podríamos describirla como el resultado de mezclar el sentido del espectáculo de Lady Gaga con la sensualidad de Rihanna, la voluptuosidad de Beyoncé y la fantasía pop de Ke$ha.
Pero eso sería injusto tratándose de Nicki Minaj, una rapera atípica que de la noche a la mañana, con colaboración con Madonna mediante, se ha convertido en una de las cantantes más divertidas y voluminosas del panorama internacional.
Pero ojo, que detrás de su singular aspecto que en ocasiones roza el disfraz se esconde una compositora que antes de alcanzar la fama ya firmó canciones para artistas como Mariah Carey, Christina Aguilera o David Guetta, aunque ha sido cantando ella sus propios temas cuando el mundo empezó a saber de su existencia. De hecho, su segundo disco, 'Pink Friday: Roman Reloaded', que incluye hits como 'Starships' y que se reedita este mes con material inédito, ha vendido millones de copias en todo el mundo.
Un pelotazo que lejos de asustar a esta mujer nacida en Trinidad y Tobago sólo ha servido para comenzar a levantar un imperio que, de momento, incluye colaboraciones con Britney Spears y Justin Bieber, con firmas como Adidas o Pepsi, poner voz a los personajes de películas como 'Ice Age 4' y participar como jurado en 'American Idol'.
Claro que nada de estas facetas a protagonizado tantas conversaciones como su trasero, que por cierto, no es precisamente el responsable de que el New York Times haya considerado a Nicki como "la rapera con más influencia de todos los tiempos". Al menos no el único.